martes, 19 de junio de 2012

La Naturaleza Humana: Una Barrera para la Cooperación

Hoy en día, no hay semana alguna donde no aparezcan reportajes importantes de la amenaza de destrucción de algún recurso natural valioso. En noviembre de 1997, por ejemplo, tras una exhaustiva investigación de la interacción sociedad-medio ambiente en la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, el gobierno municipal reportó una alarmante disminución en la población de venados de la zona. Según esta investigación,  la problemática ha sido causada por las transformaciones en el relieve natural por parte de las diferentes actividades sociales y turísticas de la ciudad (Beraud, 110).  En la actualidad, en el gobierno de Mazatlán, cuyo significado en náhuatl es “lugar de venados,” ha emergido un consenso general de la problemática ecológica que se ha ido generando durante los años a coste del desarrollo urbano; sin embargo, la mayor parte de los intentos colectivos para tomar control de la situación en esta localidad han fracasado. 

Casos similares pueden observarse centenares de veces alrededor del mundo. Zonas pesqueras al norte del océano pacifico y áreas vírgenes de selva tropical en el corazón del amazonas son solo algunas de las tantas situaciones en las que la colaboración para proteger y restaurar los recursos ha fallado. Si bien los seres humanos han logrado permanecer como el depredador más destructivo del medio ambiente gracias a su intelecto superior y sus capacidades sociables,  estos se enfrentan a un gran reto al  intentar usar estas mismas habilidades para la protección del medio ambiente. 

El mundo moderno demanda nuevos métodos que garanticen la salvaguardia de sus recursos vitales y un análisis profundo de las causas por las que las aparentemente decisiones racionales que toman los seres humanos llevan a resultados irracionales puede ayudar a examinar las fallas en el sistema. Con la ayuda de teoría económicas previamente establecidas, la economista política  y ganadora del premio nobel, Elinor Ostrom, da a conocer en su libro titulado El Gobierno de los Bienes Comunes: la Evolución de las Instituciones de Acción Colectiva lo que podría ser un nuevo descubrimiento acerca de la manera en como actuamos entre nosotros y  nuestro medio ambiente. 

En esta investigación, Ostrom describe dos elementos básicos para entender como nos relacionamos sociedad-ambiente. El primero fue desarrollado por el ecologista Garret Hardin en 1968, quien utilizo la expresión la tragedia de los comunes para simbolizar la degradación del ambiente que se puede esperar cuando individuos utilizan simultáneamente un recurso escaso. Para entender la estructura de esta situación, Hardin utiliza la analogía de un pastor que toma decisiones racionales. En un prado común, cada pastor recibe un beneficio directo por sus animales, y un costo común al pastar en exceso. En este caso, cada pastor se siente impulsado a introducir más animales por el beneficio que recibe de ellos y carga los costos resultantes ha la comunidad (Hardin, 1246).

La segunda teoría básica fue desarrollada por John H. Dales también en 1968, la cual el publico en general ha nombrado como el juego del dilema del prisionero . En este juego, dos prisioneros son separados y deben confesar a un crimen y se les es dado 3 condiciones: 1) si ambos confiesan reciben 8 años de cárcel, 2) si ambos niegan los cargos reciben 1 año de cárcel, 3) pero si un confiesa y el otro no confiesa, el que confiesa recibe una sentencia de 10 años y el que no confiesa recibe una sentencia de 2 años. En este caso, según dicta la teoría ambos prisioneros siempre confesaran ya que al no poder comunicarse entre si y tener información incompleta, los dos optan por la opción más segura para el individuo. Es aquí donde se forma una paradoja. Las decisiones aparentemente racionales que toman los seres humanos, pueden traer resultados irracionales para la comunidad (Dawes, 4). 

Podemos observar como, ha sido la misma naturaleza humana la causa de las fallas en un sistema de acción colectiva. El razonamiento individualista dificulta el apoyo colectivo. Por esta y muchas otras razones, los nuevos economistas públicos deben de formular nuevas estrategias que tomen en cuentas los factores invariables dentro de la naturaleza humana. No obstante, la acción colectiva no es imposible. En su misma investigación, la ganadora del premio nobel describe pequeñas comunidades pesqueras en Alanya, Turquía que han logrado diseñar métodos de cooperación y autorregulación para evitar la sobreexplotación (Ostrom, 65). Lo único que queda por hacer es encontrar maneras de implementar estos mismos métodos de cooperación en comunidades más grandes y complejas como en las que vivimos hoy en día.



Escrito por: Abner Inzunza Inzunza


Bibliografía
Beraud, Jose Luis. "Interacciones Sociedad-naturaleza En Mazatlán, Sinaloa.” Región Y Sociedad 8 (1997): 100-123. Print.
Dawes, R. M. "The Commons Dilemma Game: An N-Person Mixed-Motive Game with a Dominating Strategy for Defection." ORI Research Bulletin 13 (1973): 1-12. Print.
Hardin, Garret. "The Tragedy of the Commons." Science 162 (1968): 1243-248. Print.
Ostrom, Elinor, and Sánchez Leticia. Merino. El Gobierno De Los Bienes Comunes: La Evolución De Las Instituciones De Acción Colectiva. México: Fondo De Cultura Económica, 2011. Print.

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